Han pasado cinco años de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, quien había acusado a Cristina Fernández de Kirchner, por el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA, que dejó 85 muertos y 300 heridos en 1.994 en Buenos Aires, y que apareció en su apartamento muerto de un tiro en la cabeza.
Las denuncias nunca prosperaron y se encuentran igual que cuando decidieron suicidarlo, algo inverosímil que una persona que ha luchado investigando para acusar a esta loba disfrazada de oveja, tome la decisión de quitarse la vida, como para celebrar su triunfo, es algo que ha nadie se la pasa por la cabeza.
Como es posible que el pueblo argentino esté cegado por personas sanguinarias que no les tiembla la mano para quitar a todo el que se interpone a sus pretenciones, alguien tiene que surgir y comenzar a aplicar justicia sin importar quien sea, la ley es la ley y no se puede dejar que estos bellacos se salgan con la suya sin que nadie haga nada, el mundo está exigiendo cambios y los argentinos están callados en sus casas sin atreverse a salir a reclamar justicia por todos los crímenes que aun están en la más completa impunidad.