En estos días donde los ánimos están caldeados y las protestas son el pan de cada día, sale a la palestra la xenofobia, que no es otra cosa que la aversión contra el extranjero, al forastero, que viene de fuera, a romper la cultura y los paradigmas arraigados en los pueblos.
Muchos gobiernos hacen carrera en tapar sus ineptitudes, dando discursos populistas promoviendo el rechazo por el otro el diferente, para obtener apoyo para sus campañas y poder quedarse anclados en sus puestos.
Tanto la izquierda como la derecha se parcializan y buscan sus intereses, las protestas se presume que están infiltradas de personas que llagan a formar el caos y el vandalismo, no se puede negar que el país está despertando de un letargo de toda la vida, y que hasta ahora se está quitando las vendas rompiendo las cadenas y quitándose el yugo que ahoga y oprime su futuro.