En las instalaciones de la Fiscalía General de la Nación se dieron cita Gustavo Petro y el exmandatario Andrés Pastrana Arango, ante la denuncia interpuesta por el mandatario por injuria y calumnia, la conciliación no fue posible porque los dos implicados están renuentes a cambiar sus posiciones.
La defensa de Petro exige una indemnización de 100 salarios mínimos legales vigentes, es decir, $130.000.000, por los perjuicios morales en su contra, dineros que serán donados a una fundación para realizar programas sociales.
El documento presentado por Petro señala, Proponemos una compensación económica simbólica de 100 SMLV de parte del señor Andrés Pastrana Arango por perjuicios morales, la cual deberá ser donada a una fundación sin fines de lucro, seleccionada de común acuerdo, que trabaje en pro de las víctimas del conflicto en la promoción de la paz y la justicia social en Colombia. Con este acto no solo se simboliza la reparación del daño causado,sino que también contribuye a un bien social mayor: la paz.
Específicamente, negando la supuesta alianza de mi gobierno con el narcotráfico, bajo el pretexto de la ‘paz total’. Esta retractación debe realizarse a través de una publicación de la red social, preferiblemente replicada en los otros medios de comunicación, para garantizar una amplia difusión y claridad.
Andrés Pastrana deshonra las instituciones que algún día juró defender al calumniar e injuriar mi nombre y el gobierno que presido.Presento denuncia penal con plena confianza en que la Fiscalía actuará en defensa de nuestra institucionalidad. Confío plenamente en la institucionalidad de la Fiscalía colombiana para manejar esta acusación con la objetividad y seriedad que exige la ley.
Andrés Pastrana había manifestado, Su campaña y su presidencia @petrogustavo no han sido otra cosa que la fusión del gobierno con el narcotráfico bajo el velo de una farsa denominada paz total. Petro quiere silenciar a los críticos de su administración. No tolera la crítica ni acepta sus múltiples errores y por eso acude a perseguir a sus opositores. Este no es el primer caso en el que intenta penalizar la opinión. Acordémonos que recientemente el senador Cepeda, líder de la bancada del Gobierno, presentó un proyecto de ley para criminalizar a todos los que opinen en contra de la sombría paz total.
Con estas acciones, cada día, este gobierno comienza a parecerse más a la narcodictadura de Venezuela que tanto he denunciado. La persecución a la oposición y a la rama judicial son muestra de ello. Pero aún es tiempo de parar estos ataques a la democracia.
Le propuse que, en vez de debatir las opiniones públicas en los tribunales, hiciéramos un debate público en televisión ante los ciudadanos sobre el favorecimiento de su gobierno a grupos criminales y sobre la financiación de su campaña por parte de personas al margen de la ley.
Serán los ciudadanos los que consideren si el gobierno de Petro les da prebendas a los criminales o no. Ellos serán los que estimen si en este gobierno se favorece a los narcotraficantes. Ellos serán los que analicen si su campaña estuvo impregnada del dinero del narcotráfico. Este debate político abierto y tolerante, de cara a los ciudadanos, es común en democracia. Se debaten las opiniones políticas diferentes.
Es un caso histórico en Colombia, es la primera vez que un presidente de la República denuncia a un expresidente por opinar, por hacer oposición, ese es un tema muy grave, porque aquí lo que está en juego es la libertad de pensamiento, es la libertad de opinión, es la libertad de hacer oposición.
Comienza este duelo de dos personajes que tienen mucho que contar, el todo es torearles la boca para que ellos comiencen salir las cosas ante el respetable.
No es la primera vez que se acusa aún mandatario de tener nexos con los narcos y delincuentes, en este caso que puede decir un juez, para cuál de los dos bandos se va a inclinar la balanza.
Lo cierto es que Pastrana tiene toda la razón cuando afirma que este gobierno está tratando de acallar a los medios y a todos los que no están de acuerdo con sus ideologías. Hay que esperar cómo evolucionan las cosas.