El coronavirus en su paso por el mundo deja muerte y dolor, las tasas de mortalidad de varían de un país a otro, a pesar de tener economías parecidas y sistemas sanitarios eficientes, estas tasas presentan grandes diferencias, en Alemania se sitúa en 11,5 muertes por cada 100.000 personas, Francia es de 48 por cada 100.000, en Bélgica es 87 por cada 100.000 en el Reino Unido con 63,3 por cada 100.000, España con 66,74 decesos por cada 100.000 personas, Italia, registra una tasa superior a 59 decesos por cada cien mil personas.
Como puede verse las tasas varían y no es porque no se hayan aplicado medidas para evitar la propagación y el contagio, con confinamientos, distanciamiento social y medidas higiénicas de lavado de manos, con toques de queda para poder frenar el avance del virus, y no es mucho lo que han podido lograr.
Uno del aumento de los casos es no haber utilizado el tapabocas, barbijos, o mascarillas, que permitió que el virus se propagara siguiendo una orden de Tedros Adhanom Ghebreyesus director general de la Organización Mundial de la Salud, OMS, otro por la desobediencia social, el confinamiento tardío, y los rebrotes por la apresurada apertura de las economías, todo esto ha contribuido a que el virus en vez de menguar siga aumentando.
Ha pesar de que los países europeos tienen gobiernos que anteponen la salud de sus gentes no han sido suficientes las medidas tomadas para frenar el virus, y este sigue causando más muertes, ahora solo queda que las personas tomen verdadera conciencia y que apliquen el autocuidado.
Por lo menos en esto países los gobernantes tienen conciencia de salud para sus pueblos cosa contraria por estos lados donde los gobernantes tienen entre ceja y ceja apoyar y salvar los grandes negocios de los poderosos, sacando al pueblo a generarles ingresos y dejándolos a merced de la propagación, el contagio y la muerte.